lunes, 30 de septiembre de 2013

Esa cara conocida


Esa cara conocida

Ella vio una cara conocida, pero no la recuerda. Vio una cara y le pareció
familiar, sabe que conoce pero no sabe cuándo la conoció.
Que la vio en algún lado pero no recuerda ese lado. Quizá fue sólo
una sensación, quizá no la conoce y le recuerda a otro rostro conocido. Por
ahí tampoco sabe a quién le recuerda. Entonces la mira fijamente; como
esperando que esa cara le delate el detalle que, está esperando, le haga conocer.
Se queda con la mirada fija esperando que su mente le muestre el momento
cuando conoció esa cara. No hay caso, no lo recuerda.
Sin embargo, no se rinde ante la duda: busca en su memoria, siente intriga,
le molesta no reconocer el semblante. Le apena no poder reconocerlo,
lo siente mucho. Reconoce que por ahí la vio a esta cara solo una vez, quizá
cruzó unas palabras, pero no viene a su mente el momento.
Entonces, ya casi rendida, tiene la idea de que no la conoce y nunca la
vio antes –que esa sensación de sentirla familiar es la premonición de un
encuentro futuro–. Quizá esa cara conocida resulta no ser conocida aún.
Pero una fuerza, que a veces llaman destino, se encargará de acercar a su
vida esa cara.
¡Cuánto pensó en esa cara conocida!
No la piensa más. Está esperando el momento de conocerla.
Pero solo por un rato, hasta que vuelva a olvidarla en un tiempo breve.


Extraído de mi libro "Manzanas Maduras y otros relatos" año 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario