martes, 2 de mayo de 2017

Abelardo Castillo

Abelardo Castillo ha muerto.



En este tiempo último, por favor, sin ofender a nadie, se están yendo los mejores, los mejores de los nuestros.  Esto nos hace pensar y repensar a propósito de la oportunidad que se presenta ante los que quedamos vivos.  No hay legado si no se elige.  No podemos seguir sentados, cómodos, sabiendo que ellos, los maestros, producen.  Es nuestro también el deber de hacer, sembrar, nutrir.

A mis alumnos les decía que, según la tradición tolteca, uno de los acuerdos fundamentales era "Haz siempre lo máximo que puedas".  ¿Estamos dando nuestro máximo posible?  ¿Estamos dando nuestra mejor versión? ¿Qué estamos haciendo?

Cuando perdemos a uno de los nuestros, nos miramos los que estamos.  Cuando se va un pilar fundamental, nos recuerda que todos nos vamos a ir y es mejor que hagamos algo ahora.  Es mejor despertarnos.  Escritores, escribamos.  Escritores, escribamos aunque sintamos que no escribimos, como decía Abelardo, "el escritor escribe aunque sienta que no escribe nunca".

Hoy vamos a recordar a Abelardo Castillo, gran formador de escritores, una voz crítica y política fundamental, un hombre que se recordará para siempre como un elemental de nuestra literatura. Vamos a recordarlo con algunas frases suyas, su vasta obra se puede encontrar en cualquier biblioteca.  Cuando me preguntaron ¿Qué te gustaría leer? ¿Qué autor te gustaría tener? Dije, "¡Castillo! Qué bien que escribe" haciendo justicia conmigo misma por no tenerlo, aún, sobre mis estantes.

Abelardo nos decía: 

"La poesía no es una manera de escribir, es más bien un modo de vivir, de percibir el mundo".

"¿Qué sentido tiene la literatura en un mundo sin sentido? No hay más que dos respuestas. La primera: ningún sentido. La segunda es precisamente la que hoy no parece estar de moda: el sentido de la literatura es imaginarle un sentido al mundo y, por lo tanto, al escritor que la escribe".

"Si la palabra mercado te hace pensar "persa", quizá no seas muy original pero todavía estás a tiempo. Si la palabra mercado te hace pensar en la venta de tu libro, no insistas con la literatura".

"Los libros que yo escribo no están en mi biblioteca. El lugar de un libro tuyo es la biblioteca de otro".

Sí, Abelardo Castillo ha muerto, pero se queda.  Se ha ido su ponderable producción pero se queda lo producido.  Estas pérdidas nos confrontan con la propia producción, hasta con la propia soledad.  Y hay que aguantarse esa soledad de linyera.  Abelardo se queda en las bibliotecas.  

"Miren que estarse ahí como un linyera, a la intemperie, solo, qué cabeza estarse ahí tan pobre, tan cualquiera, da una cosa, caramba, una tristeza..."

Cariños.