lunes, 17 de marzo de 2014

Una vida feliz 1: Invierte en experiencias, no en cosas.

El profesor de Harvard, Tal Ben Shahar, asevera según su estudio que el 75% de las personas se sentía más feliz invirtiendo en viajes, cursos y clases, y el 34% en cosas materiales.

El secreto pareciera estar relacionado con la cantidad de sentidos que intervienen en la experiencia, la carga emocional y el significado que se le da a ese momento.
Si se tratara de un viaje, todos los sentidos están puestos en marcha.  Conocer lugares, paisajes nuevos, gente de otras culturas, es enriquecedor y habla de cierta apertura frente a nuevas oportunidades.  Los viajantes gozan de la alegría de pisar un suelo diferente cada vez, se deslumbran con la maravilla de lo desconocido, viven la adrenalina de estar lejos de casa y retienen recuerdos imborrables.  Un viajante en tierras desconocidas está predispuesto a utilizar todos sus recursos e incluso, descubrir aquellos que no sabía que tenía.  Está predispuesto a crear.

”Me gustaría vivir nuevamente mi vida, por enquanto, soy feliz (creo). Por enquanto… se me mezcla el portugués che, por lo tanto quise decir.  Bueno, en fin, creo que mi vida está movida por la curiosidad al mundo que nos rodea, y en eso invierto, en intentar conocer y abarcar lo máximo posible y mientras voy conociendo soy feliz.” –Juan Gandini, Viajante.

Haciendo un curso se pueden activar conexiones neuronales que antes no existían, se incrementa el nivel de competencias y esto genera automáticamente un aumento en la autoconfianza.
Tomando clases de un idioma, un instrumento musical, danza, etc., se aprenden herramientas que perdurarían de por vida y serían útiles con fines laborales, económicos o de esparcimiento.

Si se comparte esa experiencia con alguien más este recuerdo podría perdurar para siempre, a diferencia de una prenda de vestir o un par de zapatos.
Podríamos decir que la felicidad, entonces, también se logra gastando dinero en momentos, sí, momentos con otros.  Y dependiendo de la emoción y el sentimiento hacia el otro podría ser más intenso ese encuentro.  Tal vez ni siquiera se requiera de dinero, como en el film "Antes de amanecer", donde el protagonista invita a Celine a dar un paseo por la ciudad que dura toda la noche.


Es imposible que sepas lo que una noche como ésta significa en mi vida en este momento” –Celine en “Antes del amanecer”, 1995.  



Cariños.

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