martes, 24 de junio de 2014

Nota Express 4: Control

Cuando nacemos nos designan un control remoto.
Podemos cambiar de canal, subir el volumen, elegir el contraste y demás funciones acaecidas del menú: como aumentar el brillo en un día gris o cambiar de pareja al cabo de un tiempo, cosas así.
Pero se olvidaron de enviarlo con el manual de instrucciones (o lo hicieron a propósito) y uno se encuentra con este control en sus manos cuando nace.  Al cabo de un tiempo, el usuario tiene un poco de cordura y cree que sabe lo que tiene.  Lo primero que hace es intentar cambiarle la vida a los demás: apresurado, apunta con el aparato a su esposa, al jefe, a su vecino y no tiene resultados.  La esposa sigue siendo la misma, el jefe continúa descolorido, el vecino sigue haciendo ruido.  Triste y resignado el usuario concluye con que este aparato no funciona, lo tira por la ventana con un "bah" acompañando la caída, perdiendo para siempre el control de su vida.
En este lugar descansan los inútiles.  Nadie entendió como funcionan, excepto algún astuto que descubrió el juego y se dio cuenta que para cambiar el mundo hay que apuntar para sí mismo.



Cariños.


sábado, 21 de junio de 2014

Nota Express 3: Volver

Jugando a los autitos.
Cinco autos y un sobrino.
Risas, técnica, choques, formaciones.
Perdimos el gris en un descuido.
El resto fue desapareciendo.
Nos quedamos con uno.

Con uno solo que ya no rodaba, volaba.



martes, 17 de junio de 2014

Nota Express 2: Los camiones que caen

Me gusta observar algunos momentos.  Como el amanecer.  El cielo se va aclarando, tranquilo, desde un rojo inferior y paralelo.  Se va encendiendo el reflector sin apuro, con pereza todavía.  Esa media hora en que los árboles están iluminados de frente, sólo en la copa.  Abajo sigue frío y con rocío.
Este momento, mirá:


La calle está mojada.  Llovió bastante en la noche del domingo.  Ayer cuando salía de casa vi un camión caído en una zanja.  A la tarde eran dos, el segundo hacia el otro lado de la calle.  Aquí hay dos posibilidades: el segundo intentó socorrer al primero y también cayó o el segundo quiso evitar al primero, se alejó lo más que pudo pero no vio que del otro lado también había una zanja.
Sea cual sea la cuestión, el segundo ya no estaba, el primero permanece varado.


Cuando observamos un camión que cae decimos: pobre camión, no se lo merecía.  Es un camión bueno, siempre cumple con las normas de tránsito.  Esta calle de porquería está mal hecha.  
Y si miramos al camión que pudo salir rápidamente decimos: qué bien el camión, bravo, no se quedó estancado, salió de inmediato.  Seguramente estaba despojado, con menos carga, por eso logró sacudirse, ese camión es un crack. 
El otro, pesado, se queda en el pozo y encima rompió la calle.  Solemos decir: dale camión, salí del pozo, mirá el desastre que hiciste.  No nos gusta ver que el camión bueno sufra.

Yo me pregunto: ¿Cuánto más habrá aprendido este camión que el otro que salió rápidamente? 
El costo es mayor, un día más sin trabajar, hasta es posible que se haya roto algo y tenga que repararlo, lo que quiero decir es que los camiones que caen de esta manera es posible que no vuelvan a caer.   

¿Cuánto más grande es la huella que dejó este camión?.  


Cariños.

lunes, 16 de junio de 2014

Nota express 1



Una nota en cinco minutos.  Dejé de alimetar el blog "por falta de tiempo", ¿Cómo puedo hacer para estar en paz con el blog y que esto no me demande mucho tiempo? -Cuando escribía una nota era un proceso que llevaba una hora como mínimo: seleccionar el tema, la foto, retocar la foto, escribir- entonces pensé en "una secuencia de notas express de viajes en colectivo", de esa manera no pierdo el hábito de escribir para el blog y estoy atenta a las situaciones cotidianas.

Acá estoy, en la parada, con mi anotador en la mano.
Agarro la SUBE (tarjeta para viajar), saco boleto, me queda $1,15 de saldo.

Nota express de viajes en colectivo 1: "SUERTE"

Un señor sube conmigo al colectivo, despide a su hija y le dice "Chau, suerte".
¿Cuándo dejé de desear suerte? Seguramente cuando empecé a creer que la suerte no existe.  En que las piezas están ubicadas de esta manera y no por azar.  Cuando le dijo "Chau, suerte" yo escuché: "Chau, que Dios y la Virgen te ayuden y como estás a la deriva espero que todo te salga como vos esperás... y que llegues sana y salva a casa"
"SUERTE" es el deseo que suceda lo que esperás que pase.
Yo esperaba encontrar más saldo en mi SUBE, no tengo suerte, definitivamente.
La señora que subió recién y un caballero le dio el asiento, sí que tiene suerte.

La palabra Suerte deriva de Sortes, se trataba de unas piezas de madera o hueso que usaban los romanos para "echar la suerte":  las lanzaban al aire y según la interpretación de la caída o lo que tenían inscripto podían predecir el futuro.

Esa predicción podríamos simplificarla: Tenemos lo que somos.  Y sin quitarle peso a esta frase sentenciadora, todos los resultados que tenemos son la muestra de nuestro compromiso.  Si hay algo donde no tenés "suerte" mejor preguntemos: ¿Y yo qué hice? ¿Qué atención le dediqué? ¿Qué lugar ocupa en mi vida? ¿Qué puedo hacer para cambiarlo?
Puede ser que hayan resultados que no dependan de nosotros, pero cómo saberlo si no lo intentamos.
Me quedo pensando en mis resultados...

Chau, suerte y hasta el próximo viaje en colectivo.




lunes, 2 de junio de 2014

Taller de Coaching Literario en Escobar



Comenzamos este viernes 6 de junio.
Una merienda exquisita y un taller experiencial  a una valor muy accesible.
Si te interesa, confirmame tu asistencia a anamaria.maidana@gmail.com


Cariños.