sábado, 13 de febrero de 2016

#48 Hábito: Los limpiadores de estrellas

Claro, no podía dejar de hacer mi pequeño tributo a Julio Cortázar.
Ayer, 12 de febrero, fue su aniversario luctuoso y hoy, siendo 13 de febrero, traigo un cuento poco difundido.



II LOS LIMPIADORES DE ESTRELLAS


"... Y sólo quedaba un astro por limpiar.  Era Nausicaa, una estrella que muy pocos sabios conocían, perdida allá en su falsa vigésima magnitud.  Cuando la brigada cumpliera su labor, el cielo estaría absolutamente limpio.  La Sociedad habría triunfado.  La Sociedad descendería a los recintos del tiempo, segura de la inmortalidad.

La orden fue emitida.  Desde sus telescopios, los directores y los pueblos contemplaban con emoción la estrella casi invisible.  Un instante, y también ella se agregaría al concierto luminoso de sus compañeras. Y el cielo sería perfecto para siempre...

Un clamoreo horrible, como el de vidrios raspando un ojo, se enderezó de golpe en el aire abriéndose en una especie de tremendo Igdrasil inesperado.  El directorio de la Sociedad yacía por el suelo, apretándose los párpados con las manos crispadas, y en todo el mundo rodaban las gentes contra la tierra, abriéndose camino hacia los sótanos, hacia la tiniebla, cegándose entre ellos con uñas y con espadas para no ver, para no ver, para no ver...

La tarea había concluido, la estrella estaba limpia.  Pero su luz, incorporándose a la luz de las restantes estrellas acogidas a los beneficios de la Sociedad, sobrepasaba ya las posibilidades de la sombra.

La noche quedó instantáneamente abolida.  Todo fue blanco, el espacio blanco, el vacío blanco, los cielos como un lecho que muestra las sábanas, y no hubo más que una blancura total, suma de todas las estrellas limpias...

Antes de morir, uno de los directores de la Sociedad alcanzó a separar un poco los dedos y mirar por entre ellos: vio el cielo enteramente blanco y las estrellas, todas las estrellas, formando puntos negros. Estaban las constelaciones y las nebulosas: las constelaciones, puntos negros; y las nebulosas, nubes de tormenta.  Y después el cielo, eternamente blanco".


                                                                                1942

Fragmento de su cuento "Los limpiadores de estrellas" de su libro "La otra orilla", en este caso, extraído de la antología "Cuentos completos 1" de la Editorial Punto de lectura.




2 comentarios:

  1. En los momentos en que leo a Julio, todo se vuelve claricórpico, cielípedo, hermocóbico...

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    1. Paco, querido. Me imagino. Principalmente hermocóbico en las claremocondrias. Beso grande.

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