domingo, 28 de febrero de 2016

Hoy nos visita: Fernando Sarría


A veces pronuncias la palabra agua y eres tú,
otras veces dices hielo y también eres tú.
Sostener una mirada
cuesta más que besar unos labios.
Encender el amanecer desde las sombras...
solo se consigue
con el silencio habitado
por el canto de un pájaro.
Tener la vida sin respuestas es lo cotidiano,
también lo es estar solo,
en medio de una mirada y su respiración.
Nunca la vida nos reserva un tiempo de espera,
aunque es cierto que cuando el mundo se silencia,
un corazón, a veces, no puede soportar la soledad.


Fernando Sarría (Wikipedia)

Cariños.

lunes, 15 de febrero de 2016

#50 Hábito: Volví a encender las velas del patio



Fin de #50 Hábito.
Y como estoy de festejo,
volví a encender las velas del patio.
Luna. 
Estrellas. 
Aviones. 
Mosquitos.
Y yo encendiendo las velas del patio.
Cerveza.
Nada del otro mundo.
Todo de este mundo.
Pasa otro avión y otras estrellas.
Un bicho cascarudo se golpea la cabeza
contra la lámpara del patio.
Se noquea y cae tendido.
-¿Qué hacés? -le pregunto.
-No sé -me responde-,
es el final.  Se acabó y punto.
Lo miro tendido en el medio del patio.
Me distrae un aleteo,
es de noche,
qué raro un pájaro de noche.
No era un pájaro, era un murciélago.
-¿Qué hacés? -le pregunto.
-Salí a volar -me responde.
-¿Por qué a esta hora? -le pregunto.
-No sé -y sigue- ¿Y vos prendiste esas velas?
-Sí, volví a encender las velas del patio -le respondo-
hacía rato no las prendía.
-¿Y por qué encendiste las velas del patio? -me pregunta.
-Porque me hace bien.
-A mí me hace bien volar -dice el murciélago.
-A mí me hace bien picar -dice el mosquito.
-A mí me hace bien brillar -dice la estrella.
-Yo creía que me hacía bien la luz -dice el cascarudo
tendido en el piso del patio.


Ana Maidana.

Cariños y hasta mañana.



domingo, 14 de febrero de 2016

#49 Hábito: El día del amor


¿Qué se dice un día como hoy?

Me parece que puedo escribir cualquier cosa en esta oportunidad, si eso de que "el amor es la respuesta a todas las preguntas" sería cierto.  

Tiene sentido cuando se trata del amor vivido como algo cotidiano, de entrega hacia la vida ("deja la vida volar" decía Víctor Jara) y abarca desde el amor propio (autoestima) hasta el amor hacia el prójimo.  En ese recorrido del amor, se cruza o entrecruza con todas las cosas del mundo.  Mirá qué interesante ese pasaje: para pasar del "Yo" al "Vos" hay un mundo que nos separa.

En este intento por buscar algún material relacionado al amor, encuentro "El poder contra la fuerza" del Dr. Hawkins, doctor en Medicina y Filosofía.

Busco, encuentro:

"El Dr. Hawkins desmitifica la vida espiritual al hablar en el lenguaje de nuestro tiempo: la ciencia.  Sin embargo, con cada palabra y gesto reverente, él conserva el misterio pleno de lo Absoluto.

Él habla como una persona común y corriente a sus semejantes acerca de la vida humana ordinaria.  Él no viste ropas especiales, ni lleva a cabo ceremonias especiales, o enseña cantos especiales o prácticas.  Como él mismo dice:

La verdad del propio Ser puede ser descubierta en la vida cotidiana.  Vivir con atención y amabilidad es lo único que se necesita.  El resto se revela a su debido tiempo.  El lugar de lo común y Dios no son distintos.

Él afirma la belleza de la vida cotidiana y lo sagrado de cada interacción: "Nuestro amor por los demás, no es diferente de nuestro amor a Dios".

La realidad radical es la siguiente:  "Comprender la esencia de cualquier cosa es conocer a Dios".

Este es un fragmento del prólogo del libro "El poder contra la fuerza" de David R Hawkins, lo firma Fran Grace, Doctor en Filosofía, en diciembre de 2011.


Bueno, me gustó la intervención de Dios en este día del amor, le da el toque espiritual y reflexivo y con eso podemos decorar una linda tarjeta con corazones para auto-regalarnos.

Cariños y hasta mañana.



sábado, 13 de febrero de 2016

#48 Hábito: Los limpiadores de estrellas

Claro, no podía dejar de hacer mi pequeño tributo a Julio Cortázar.
Ayer, 12 de febrero, fue su aniversario luctuoso y hoy, siendo 13 de febrero, traigo un cuento poco difundido.



II LOS LIMPIADORES DE ESTRELLAS


"... Y sólo quedaba un astro por limpiar.  Era Nausicaa, una estrella que muy pocos sabios conocían, perdida allá en su falsa vigésima magnitud.  Cuando la brigada cumpliera su labor, el cielo estaría absolutamente limpio.  La Sociedad habría triunfado.  La Sociedad descendería a los recintos del tiempo, segura de la inmortalidad.

La orden fue emitida.  Desde sus telescopios, los directores y los pueblos contemplaban con emoción la estrella casi invisible.  Un instante, y también ella se agregaría al concierto luminoso de sus compañeras. Y el cielo sería perfecto para siempre...

Un clamoreo horrible, como el de vidrios raspando un ojo, se enderezó de golpe en el aire abriéndose en una especie de tremendo Igdrasil inesperado.  El directorio de la Sociedad yacía por el suelo, apretándose los párpados con las manos crispadas, y en todo el mundo rodaban las gentes contra la tierra, abriéndose camino hacia los sótanos, hacia la tiniebla, cegándose entre ellos con uñas y con espadas para no ver, para no ver, para no ver...

La tarea había concluido, la estrella estaba limpia.  Pero su luz, incorporándose a la luz de las restantes estrellas acogidas a los beneficios de la Sociedad, sobrepasaba ya las posibilidades de la sombra.

La noche quedó instantáneamente abolida.  Todo fue blanco, el espacio blanco, el vacío blanco, los cielos como un lecho que muestra las sábanas, y no hubo más que una blancura total, suma de todas las estrellas limpias...

Antes de morir, uno de los directores de la Sociedad alcanzó a separar un poco los dedos y mirar por entre ellos: vio el cielo enteramente blanco y las estrellas, todas las estrellas, formando puntos negros. Estaban las constelaciones y las nebulosas: las constelaciones, puntos negros; y las nebulosas, nubes de tormenta.  Y después el cielo, eternamente blanco".


                                                                                1942

Fragmento de su cuento "Los limpiadores de estrellas" de su libro "La otra orilla", en este caso, extraído de la antología "Cuentos completos 1" de la Editorial Punto de lectura.




jueves, 11 de febrero de 2016

#47 Hábito: El buscador de oro



POSIBLE EPITAFIO

Que la vida le soltó la mano
y cayó en lo que nadie ha visto.
Que la noche lo recibió indiferente.
Que los amigos mirándose unos a otros
menearon la cabeza diciendo ya está.
La ley es así.

Quien se mortificaba en buscar lo oculto
entró a allá iluminado con velas
de brazos cruzados y encajado
en madera lustrada.
El mundo siguió andando como dice el tango.
¿Y en vida qué hizo? Hizo lo que pudo
pero murió oscuro,
murió en oscuro mientras golpeaba dos piedras
para sacar luz.

Hoy merece el recuerdo de algunos poquísimos
los que entienden que el suyo
fue un empecinado ejercicio para Ver.


Jorge Leónidas Escudero.
(1920-2016)


Poeta argentino, buscador de oro, decidor de las cuestiones que rozan a Dios y a la esperanza. Arremetedor de las cosas ocultas.  Mostrador de las virtudes que se esconden en un pueblo de una provincia como San Juan.  La vida le soltó la mano y aquí lo va a extrañar todo aquel que sea poeta.


Cariños y hasta mañana.

martes, 9 de febrero de 2016

#46 Hábito: El amenazado


EL AMENAZADO

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. 
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. 
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. 
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, 
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, 
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, 
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? 
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. 
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se 
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz. 
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. 
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles. 
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. 
Ya los ejércitos me cercan, las hordas. 
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.) 
El nombre de una mujer me delata. 
Me duele una mujer en todo el cuerpo.


Jorge Luis Borges


Hoy comparto este poema porque me conmueve cómo Borges muestra su melancólica manera de estar enamorado.  Su desesperación y ese "no hay remedio", apesadumbrado.  Nos da tan en el blanco cuando dice "(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto)" dando cuenta que el resto de la vida y las cosas no tienen sentido, no existen si el amor no lo toca, no lo participa. 

En este poema se pinta él mismo, pinta Borges al Borges pasivo, doliente ante el amor, sensible, un poco escéptico "(Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles)", no quiere creer, se resiste al nombre que lo delata.  El mismo se delata como un enamorado que sufre ante el amor, le genera ansiedad y cuando lo recibe, claudica, se resigna: "Es el amor.  Tendré que ocultarme o que huir".  No puede recibirlo de frente, no puede celebrarlo.

Elegí esta imagen porque me generó un poco de nostalgia.  Las flores vistosas tiradas en las vías del tren, un poco pisoteadas, esperando el tren o la lluvia.  "La espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo". 


Cariños y hasta mañana.

lunes, 8 de febrero de 2016

#45 Hábito: Consejos del Viejo Vizcacha



"Jamás llegués a parar
ande veas perros flacos".


"No andés cambiando de cueva,
hacé las que hace el ratón:
conservate en el rincón
en que empezó tu existencia:
vaca que cambia querencia
se atrasa en la parición".


"No te debés afligir
aunque el mundo se desplome:
lo que más precisa el hombre,
tener, según yo discurro,
es la memoria del burro
que nunca olvida ande come".


"Dejá que caliente el horno
el dueño del amasijo;
lo que es yo, nunca me aflijo
y a todito me hago el sordo:
el cerdo vive tan gordo
y se come hasta los hijos".


"El zorro que ya es corrido
dende lejos la olfatea;
no se apure quien desea
hacer lo que le aproveche:
la vaca que más rumea
es la que da mejor leche".


"A naides tengas envidia:
es muy triste el envidiar;
cuando veás a otro ganar,
a estorbarlo no te metas:
cada lechón en su teta
es el modo de mamar".



Fragmentos del histórico "Martín Fierro" de José Hernández.  

Cariños y hasta mañana.

domingo, 7 de febrero de 2016

#44 Hábito: 10% Inspiración, 90% Transpiración



Así sería más o menos la ecuación.  Una parte de inspiración por un lado y nueve partes de transpiración por el otro.  Inspiración: creación pura.  Transpiración: trabajo de corrección.  La "transpiración" de la inspiración, digo, el trabajo-tiempo-dedicación que está incluido en Inspiración, no cuenta en la proporción de Transpiración, aunque los dos momentos sean creativos.

Claro que estas proporciones no son de receta, algunos escritores se sienten satisfechos con más o menos Inspiración, con más o menos Transpiración; eso dependerá en gran medida del tipo de escritor que se pretende ser y del estilo con el que se aborda el relato.

Relaciono la corrección con una frase que creo es anónima y que dice algo así: "La conclusión es el lugar donde llegas cansado de pensar".  Y algo así sucede con la corrección. ¿Cuándo se termina la corrección? No tiene fin, se termina cuando estás cansado de corregir.

Aquí comparto parte de una nota de Noé Jitrik, escritor y crítico literario argentino.  Esta nota se publicó en Página/12 hace unos años y se titula "El oficio de escritor", justamente abordando el tema de la corrección:

"Hace algunos años me inquietó esa actitud, en principio autoritaria y antipática, que se conoce como “corrección”, tan difundida en la escuela, en la familia, en las editoriales, en los divanes de los psicoanalistas, en los quirófanos: corrección de los modales, corrección de las posturas, de los comportamientos y, por cierto, de los textos. No me pareció suficiente que, en nombre de una tenaz y acaso justificada libertad de opciones, ese término pudiera quedar confinado en lo que tiene de despótico y superior, como si fuera natural o no tuviera más relieves o posibilidades.
¿Qué pasaría si, en lugar de inmovilizarlo se pudiera, en una operación epistemológica por otro lado bastante consistente, convertirlo en concepto, qué pasaría si se empezara a hurgar en sus implicaciones en vez de mantenerse en la digna posición de quien es como es y nada puede ni debe modificarlo? “A mí no me corrige nadie”, proclaman con orgullo algunos escritores y aun estudiantes que se inician en el arduo camino de la literatura, ofendidos porque no se respeta qué dijeron, sino que se trata de corregir cómo lo dijeron.
Puesto en ese camino, o desafío, lo primero que hice fue distinguir, en relación con los textos, que es lo que interesa –pero también en todos los otros planos–, entre la corrección desde el exterior de un hecho corregible de la que puede hacerse desde dentro mismo de lo corregible. Y si para la primera una mirada experta descubre una falla, para la segunda la falla es descubierta por uno mismo, siempre que sepa qué puede ser una falla y entienda que las cosas no están terminadas sino que son susceptibles, precisamente, de corrección.
Son, pues, dos categorías que resultan de un mismo sentido, el del verbo “corregir” que, leído históricamente, quiere decir “regir con” o, sea, dicho de otro modo, “ordenar” pero “con”. ¿A quién convoca la preposición “con”? La versión externa y autoritaria reclama ese orden pero deja de lado el “con” que supone simultaneidad y aún más, solidaridad. Creo que en el “desde arriba” de los correctores de toda laya y el desde dentro de un texto siempre perfectible reside la diferencia. Y si, porque somos civilizados y respetuosos, ponemos en duda el primer aspecto, “regidor” de la vida social, tampoco se ha terminado de entender el segundo que estaría reducido a lo íntimo, a la sabiduría del escritor que tiene conciencia de que lo primero que ha puesto en el papel no es todavía escritura y que escritura es en realidad reescritura siendo el “re”, precisamente, la corrección, y no la repetición.
En su primer sentido, el de lo autoritario, la corrección cubre innumerables campos de la vida social: enumerarlos sería vano pues no sólo son de todos conocidos, no sólo están naturalizados como necesarios sino también cuestionados en cada caso: dejemos de lado la corrección inquisitorial y la educativa, también cae en este campo la gramatical y la del comer y el vestir. Cualquiera se puede dar cuenta de que llevado ese principio de autoridad a sus extremos explica las peores figuras del control social. ¿Para qué abundar en lo que sin duda razonó admirablemente Michel Foucault?
El otro modo de la corrección importa más porque es más misterioso: supone un “darse cuenta” de que en la escritura no puede sino venir después, cuando algo ha sido escrito y la mirada experta es la de quien lo produjo. Es aquí donde la idea de la corrección como solidaridad del escritor con su texto se explica perfectamente bien: el amor por lo escrito conlleva una a veces implacable serie de operaciones cuya finalidad es lograr el mejor texto posible. Es probable que eso no se logre nunca: Alfonso Reyes decía que publicaba para no seguir corrigiendo. Pero hay quien no corrige: ¿podemos imaginar a los novelistas románticos en actitud de corregirse? Balzac, Dostoievski, Dickens, es casi impensable que hayan rehecho sus novelones de impresionante tamaño y que, al parecer, salían perfectos de sus plumas de un tirón. Flaubert nos abrió a otra dimensión: su obsesividad levantó la tapa de las insuficiencias y legitimó la corrección aunque se puede sospechar que, por ese medio, intentaba aniquilar a quienes se sentían autorizados a corregir desde fuera pero se puede sospechar también que su doloroso proceso implicaba una sujeción a una regla de lo correcto, de lo que está o debe estar bien, pero que para Flaubert no sería jamás lo que estaba bien para los demás, la academia o el consenso o la opinión o el universo de la lectura"

Los invito a leer la nota completa haciendo click aquí.

Cariños y hasta mañana.




viernes, 5 de febrero de 2016

#43 Hábito: Micro Festival de Microcuentos




ENEMIGOS

El enemigo enfermó gravemente y se iba a morir.  Entonces, el Otro le visitó.
-Vine a pedirte que no te mueras -dijo-.  ¿Qué voy a hacer sin ti?
-No te preocupes -respondió el moribundo-, mi fantasma te perseguirá siempre.
-Adiós -dijo el visitante y pensó, aliviado, que su enemigo, ni siquiera con la muerte, descansaría en paz.



AMORES

-Pero yo no soy Dulcinea sino Aldonza.
-Y yo no soy Don Quijote sino Alonso Quijano.
-Entonces, nunca me amarás: de veras.
-Hay una solución.
-¿Cuál?
-Que seamos Dulcinea y Don Quijote.



MICROCUENTO CON MICROANÉCDOTA Y MICROPOEMA INCLUIDOS

La niña preguntó a Bécquer:
-¿Y el poema más corto del mundo?:
-Consta -dijo- de una sola estrofa, un solo verso, una sola palabra, una sola sílaba:
"Tú".



DE LAS TRAICIONES POSIBLES

En el centro de la noche, sonó el teléfono como un alarido.  La esposa miró al esposo.  El esposo miró a la esposa.



DE SANTOS Y CRIMINALES

Un santo varón vivía en una choza, al borde de una quebrada.  Era santo y sabio y, por lo mismo, pobre y solo.
Un día, un muchacho violento interrumpió en la choza con el propósito de matarlo.
El santo le dijo:
-Espera, cuando yo tenía tu edad asesiné a un santo y me quedé en su choza.  ¿Quieres repetir esta vida que tengo?



ANHELOS

La desdicha le dijo a la felicidad:
-¿Te acuerdas de esa frase persa: "Y esto también pasará"?  Es mi sueño: que el tiempo pase.
La felicidad le respondió:
-Yo, en cambio, no quiero que se muevan los relojes.  Que no se agite ni una hoja.  Que cada instante sea eterno.  Como ves, esa es mi desdicha.



ARTISTAS

-Eres un artista tan torpe que yo nunca haría una obra como la tuya.
-Pues ya la has hecho -dijo el otro.



ESPERAS

Se sometió a una dieta rigurosa, adelgazó y fue en vano.  Se hizo unas cuantas cirugías y su rostro adquirió cierta belleza, plástica por supuesto.  Cambió su trabajo y amistades y nada pasó.  Soledad.  Pura soledad.  El príncipe azul no asomaba por ninguna parte.  El amor parecía rehuirla.
Ya resignada, se dejó ser.
Entonces encontró, en la muchedumbre humana, a su princesa azul.



ANSIEDAD

La ansiedad le dijo a la esperanza:
-Haría cualquier cosa por cambiar mi existencia por la tuya.
-No puedes -dijo la esperanza-, sólo existes porque yo existo.  Eres mi sobrina.  Mi yo desesperado.



HISTORIA UNIVERSAL

-¿Cómo podemos nosotros, los Buenos, vencerlos a ustedes, los Malos?
-Volviéndose Malos -respondieron ellos.
-Pero entonces, ya no seremos Buenos.
-Todo lo contrario.  Seguirán creyéndose Buenos con más fuerza.



EL VENDEDOR DE SUEÑOS

El hombre vino muy contento.  Atravesó la estrecha antesala, a grandes pasos, sin mirar a nadie.
-Creo que no respetó su turno -dijo el vendedor de sueños del otro lado de su escritorio.  En realidad, afuera sólo espera un hombre que leía un periódico.
-Sólo le robaré un segundo.  Quiero agradecerle por un sueño que me vendió hace un año.
-Ah, se le cumplió ¿No?
El vendedor de sueños quiso disimular su sorpresa mirando el viejo mapa mundi puesto en su escritorio, debajo del vidrio que cubría el tablero.
-No.  De ninguna manera.  Si se cumplieran no fueran sueños -respondió su cliente.
-Entonces, no me debe nada.
-Le debo la gratitud -dijo el otro-.  Cuando me vendió ese sueño estaba tan desesperado, que lo necesitaba como una medicina.
-Hay personas que compran la lotería sólo para pasar unmal rato y en el día del sorteo hasta se olvidan de ver los números premiados.
-Sí, algo como eso.
El vendedor de sueños pensó en que muy pocos clientes pagaban algo por los sueños que les vendía.  Y, en cambio, no faltaban quienes se creían burlados y le reclamaban molestos.
-Gracias también.  Estaré a sus órdenes cuando me necesite.
-Dígame, este trabajo suyo debe ser su sueño cumplido ¿No?
El vendedor de sueños sonrió en silencio.  Pero, por detrás de sus lentes cuadrados, su mirada fatigada parecía decir:
-No.  Todo lo contrario.  Es mi pesadilla.



Estos microcuentos fueron extraídos de "La Escala Humana" de Abdón Ubidia, Ed. El Conejo.

Cariños y hasta mañana.

jueves, 4 de febrero de 2016

#42 Hábito: Abro un libro



En cualquier parte.  Cualquier libro.  Si es uno con las hojas amarillas, mejor.
Abro un libro en cualquier parte para encontrarme leyendo en cualquier párrafo.
Esta práctica hace que generalmente asocie lo que estoy leyendo con alguna situación personal, alguna inquietud, cuestionamiento, algún pensamiento recurrente.

Funciona en mí algo así como la suerte del sermón de misa (justamente en la parte en que uno dice "¡Me está hablando a mí! ¡El cura me está hablando a mí!" a lo que le sigue "¿Quién habló con el cura? ¿Quién le dijo lo que me estaba pasando?") 

Nadie habló con el cura y el sermón no estaba seleccionado especialmente para uno, pero así se siente por esta hermosa capacidad de relacionar que tenemos y como todo está íntimamente ligado (digo íntimo, digo interno, digo en la parte esencial de todas las cosas) nos da la sensación que nos viene justo el sermón.  En realidad, lo que hacemos es relacionar lo que nos pasa con esas palabras que cobran sentido de acuerdo a nuestra interpretación, valoración y el significante que le otorgamos a esas palabras.

Aquí abro un libro, no sé por qué motivo lo elijo, uno de Hemigway.  Nos dice lo siguiente y como dijo el gaucho: al que le quepa el poncho que se lo ponga:

"-Buenas noches, Mist´Gordon.  ¿Qué va usted a tomar?
-No sé -contestó Richard Gordon.
-No tiene usted buena cara.  ¿Qué le pasa? ¿No se siente bien?
-No.
-Le voy a servir algo que le pondrá como un reloj.  ¿Ha probado alguna vez el ajenjo español, el ojén?
-Venga uno, dijo Gordon.
-Se sentirá usted muy bien.  Estará dispuesto a pelearse con cualquiera.  Un ojén español especial para Mista Gordon.
De pie ante el mostrador, tomó tres copas de ojén, pero no se sintió mejor.  No sintió ninguna diferencia después de haber tomado el opaco y dulzón licor que sabía a regaliz.
-Deme alguna otra cosa -dijo al mozo.
-¿Qué le pasa? -intervino el propietario-. ¿No le gusta el ojén especial? ¿No se siente bien?
-No.
-Tenga cuidado con lo que beba después del ojén.
-Deme un whisky sin agua.
El whisky calentó la lengua y el fondo de la garganta, pero no le cambió los pensamientos.  De pronto, al verse en el espejo que había detrás del mostrador, comprendió que con beber no iba a conseguir nada.  Que lo que sentía lo iba a seguir sintiendo y que, aunque bebiera hasta caer inconsciente, seguiría sintiéndolo al volver en sí".

Extraído del libro "Tener y no tener" de Hemingway.


Cariños y hasta mañana.


miércoles, 3 de febrero de 2016

#41 Hábito: La soledad de un pez

-Ma.  ¿Me recortás un pez con este periódico?
-Sí
-Ma, ¿Me das un poco de cinta?
-Sí
-Ma, mirá qué lindo amiguito tiene Coci.  Así no se siente solo.




SOLEDADES

Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad

Después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

Ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo

Sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo

Los datos objetivos son como sigue

Hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos

Claro que la soledad no viene sola

Si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente

Después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad

Conforme
pero
qué vendrá después
de la soledad

A veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si sé
que más allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos
aunque sea preguntándote a solas
qué vendrá después
de la soledad.

Mario Benedetti


Cariños y hasta mañana.