jueves, 31 de diciembre de 2015

#12 Hábito: La pintura de tu mano


A mi hija.


La pintura de tu mano
La pinura de tu témpera
La pintura de tu agua

El agua que bebes
El agua que te baña
El agua que te envuelve.

Te envuelve la pintura
Te envuelven tus cerdas
Te envuelve tu agua.

Tu juego te envuelve
Tu juego es La Patria.


Ana Maidana


Feliz final de año y mejor inicio del año nuevo.

Un gran cariño.



miércoles, 30 de diciembre de 2015

#11 Hábito: Arcoíris de noche



Un arcoíris sin miedo
no se va por lo oscuro
no se cae de maduro
no se come como vidrio
no se esconde de vergüenza 
no le cree nada a nadie.
Sabe cómo hacer su gracia
y se incrusta en la noche
 flamante como un tigre.


Ana Maidana.


Cariños y seguimos mañana.



martes, 29 de diciembre de 2015

#10 Hábito: Pequeña Muerte



"No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele.  Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.  Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace".

De Eduardo Galeano, fragmento de "El libro de los abrazos".

Cariños y hasta mañana.

lunes, 28 de diciembre de 2015

#9 Hábito: Retomo Cananciost



Ahora, con toda la energía (recién volvió después de un corte de luz) retomo Cananciost.

Llegué a hablar de Dios, incluso.  Hice un gran esfuerzo por subir Cananciost, por eso me reconozco el haberlo hecho.  Técnicamente, la nota #8 sería la que ejerce su fuerza para mantenerme en el hábito de no escribir una nota diaria.  Durante este desafío de escribir cincuenta notas seguidas, voy a encontrarme con algunas resistencias que me van a tentar con no hacerlo.  En este caso, el cansancio era una gran excusa para no hacer, pero sin embargo no lo fue.  Eso manifiesta que hay que tener una fuerza de voluntad que supere a las excusas para lograr un cambio en el hábito, o más bien, generar un hábito nuevo.  Hábito nuevo, como aprendizaje nuevo.  Una nueva manera de hacer es aprender algo, es pensar distinto y esto requiere de práctica.  Como dice nuestro amigo de la bicicleta al revés, Destin: "Una vez que tengas una forma rígida de pensar en tu cabeza, a veces no puedes cambiarlo, aunque quieras".

Te invito a que mires este video, clickeando aquí: "La bicicleta al revés".

Cananciost me dejó, por un lado, la batalla ganada contra el desgano.  Por otra parte, una vinculación con la presencia de Dios. Puedo pensar en Dios en cualquier día de mitad de semana, a cualquier hora, en cualquier situación emocional (me refiero a que, generalmente, acudimos en momentos de desesperación o profunda satisfacción).  Me vinculé con lo supremo con cansancio, después de un baño y agradeciendo a "La Creación".  En el baño, dejé mis manos a los costados del cuerpo y dejé la lluvia caer sobre mi cabeza.  Al cabo de unos momentos, percibía esa lluvia diferente, como un masaje capilar (¿O mi deseo de que fuera un masaje hizo que fuera un masaje?). El cambio en la percepción de la lluvia hizo que me conectara con el momento eterno de saberme en el presente.  Tan consciente y pleno.  Ahora mismo podés detenerte en este momento y contemplarlo.  Contemplar la vida y dejar que te atraviese: un cuadro, un viento, un pájaro que canta, la lluvia que cae, el perro que ladra, el niño que juega.

Si se trata de un cuestionar continuo sobre lo trascendental, es posible remitirnos a los Dioses, no pasa eso si pretendemos que la respuesta se trate de algo de este mundo, de algo humano, de algo visible, como un cuadro, un viento, un pájaro que canta.  Conectar con el tiempo y el espacio de manera profunda, hace que nos crucemos con los Dioses con y entre las cosas terrenales.


Cariños y hasta mañana, si Dios quiere.

domingo, 27 de diciembre de 2015

#8 Hábito: Cananciost


Quise escribir Cansancio pero estoy tan cansada que escribí eso: Cananciost
Y no lo modifiqué para mostrarte que cuando estoy cansanda (otra ve z escribo cualquier cosa) no sirvo para nada.

Me siento tan lejos y cerca de esta nota como este cuadro del hombre y la presencia de Dios, estoy tan lejos pero tan dirigida, casi la toco y de hecho estoy dentro, estoy escribiendo en esta nota tan presente. 

¿Encontré a Dios en el cansancio? ¡En un sinsentido! (no hay razón) Encuentro a Dios cuando estoy hablando de cansancio y no hacer (muerte) y hacer cualquier cosa (libre albedrío), inventar palabras (creación)... ¿Todo termina en Dios? ¿Todo comienza en Dios?

Uy, demasiado profunda esta reflexión.  Mis sentidos no me acompañan.  Me voy apagando.  Lo puedo sentir.  Mis ojos se cierran.  Casi los puedo abrir.  Mañana retomo con esta nota, seguramente hay más para ver que sólo ojos que se cierran y mente lenta, alma lenta, mi cuerpo es lent o .  Muy le n t o.

Cariños y has t a  m    a          ñ                 a                         n


zzzzzzzzzz   zzzzzzzzzz   zzzzzzzzzzzzzzz  zzzzzzzzzzzzzzzzzz   


sábado, 26 de diciembre de 2015

#7 Hábito: Estrella de día


Ser Estrella y serlo 
también durante el día.  
Y en el ocultamiento de los fuegos,
también en el ocultamiento.  
En la oscuridad, ciertamente, que enmanta las noches, 
cuando más se deslumbra y más se descubre.  
Estrella de la hora calma que quiere todo,
quiere ser Estrella en la tibieza del sol, 
ante los ojos del diurno.  
Camuflada por el foco que delata
se precipita y cae sobre
el desbarajuste de los instantes.  
Ser Estrella en la mansedumbre de los relojes
y en lo no tan manso.   
Es otra la dinámica que atraviesa el tiempo.  
Es otra la aparición que mira y es mirada.  
Ser Estrella de día
y tener el color 
que sostiene
lo sostenido,
y a la vez, 
igual de fulgente.


Ana Maidana.


Cariños, como siempre, y hasta mañana.


viernes, 25 de diciembre de 2015

#6 Hábito: El deseo del brindis.





El deseo del brindis
se monta en el gas,
trepa 
con entusiasmo.
Sube con cuidado,
cuidado,
que no se rompa.
Sube
y vuela un deseo 
por la ventana 
o la chimenea
o la puerta sin burlete.
Se va el deseo 
excitado
en su búsqueda
excitado
a atrapar 
excitado
el pedido de salud
de dinero, 
de amor.
Vuelve el deseo abatido,
un poco inútil.
Regresa, el deseo 
a la copa
otra vez se monta
sobre el gas
que se disipa
a pedir 
seriamente
que no lo obliguen
a ir en contra 
de las cosas 
de este mundo.


Ana Maidana.


Cariños y hasta mañana.

jueves, 24 de diciembre de 2015

#5 Hábito: Libertad



Dejé de fumar muchas veces en mi vida.  En algunos períodos todos los días dejaba de fumar y retomaba al día siguiente.  Me decía que ese día iba a ser el último, todos días eran el último.  En otras ocasiones los períodos eran más largos, por años.

El cigarrillo me engañaba con su falsa compañía, me creía su tibieza, me llenaba de algo (¿Para evitar la soledad? ¿O la compañía de los otros?).  Consciente de esa autodestrucción paulatina, buscaba nuevos métodos para dejar de fumar: comer caramelos, chupetines, tomar mate todo el día, hacer ejercicio.  Funcionaba, sí, pero tarde o temprano, volvía a abrir el paquete para abrazar el tabaco contra mi boca.

Dejé de fumar porque era algo que ya venía evaluando, hasta que el día último fue el último.  Y fue el último porque alguien me dijo algo que me impactó y tal vez te sirva a vos también, que estás pensando en dejar de fumar:

"Si dejás de fumar te vas a sentir más libre".

Nunca lo había mirado de esa forma.  Me siento libre.  No estoy pendiente del paquete, del encendedor, de los lugares donde se permite fumar.  Soy libre para recibir en mis pulmones el aire fresco, el perfume de las flores.  Soy libre para caminar sin tener atada a mis dedos una braza.  Ahora tengo, en cambio, algo más caro: todo el cielo encendido sobre mi cabeza.

Y eso es una hermosura.

Cariños y hasta mañana.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

#4 Hábito: Golpea la puerta



Golpea la puerta si quieres pasar.

Golpea con la mano de bronce si quieres pasar, golpea la puerta para que te abran.

Si no golpeas la puerta con la mano de bronce, el que está adentro no oirá tus lamentos.

Si no golpeas la puerta con la mano el que está adentro no oirá tus lamentos ni adivinará lo que pasa.

No adivina lo que pasa hasta que escucha golpear la puerta con la mano de bronce, para el que está adentro.

No adivina hasta que escucha golpear la puerta con la mano de bronce, para el que está adentro, porque no sabe, tampoco y de ninguna manera, lo que él mismo quiere.

No adivina hasta que escucha golpear la puerta porque nadie sabe hasta que escucha cómo se golpea una puerta con una mano de bronce para poder pasar, nadie sabe cómo suena el bronce, nadie sabe cómo pasar.

Si no golpeas, no pasarás.  Acéptalo y deja la vida golpear tu puerta con su mano de bronce.  Es tu puerta y es tu mano de bronce la que golpea y nadie sabe cómo suena el bronce.  Excepto tu mano.

Golpea la puerta si quieres pasar.  Atrévete.




Cariños y hasta mañana.


martes, 22 de diciembre de 2015

#3 Hábito: Navidad


Pasar la Navidad es un hábito en sí mismo.  Hay que pasar la Navidad.  En ese pasar la Navidad se piensa en cómo se debería pasar una Navidad, como corresponde, en familia y bien vestido.  Si es posible se evita la pirotecnia y se come una sagrada ensalada de frutas.  

Se pasa la Navidad esperando las doce.  Las doce es lo único que tiene sentido.  Ese es el momento del destaque: el brindis.  Los chicos abren los regalos y luego recae abruptamente frente a la vida que continúa, como una noche ordinaria que se encarrilla en el pasar de los días.  Una noche como todas las otras, más parecida a un cumpleaños de mitad de año que a una Navidad.  

Y si hablamos de Navidad, pareciera que está también el Año Nuevo incluido en el relato, como si las felicidades y buenos augurios se presentaran en paquetes de a dos, envolviendo Navidad y Año Nuevo del mismo año. 

Con Año Nuevo se nota todavía más la necesidad de pensar precisamente en las personas con quien nos gustaría estar.  No hay deberes, salvo que sea una condición de la pareja (Navidad con tu familia y Año Nuevo con la mía) pero lo que tal vez une de manera inexcusable a las dos fiestas es la pretensión de estar cerca del amor.  El deseo de compartir ese transcurrir de la hora doce tomados de la mano del amor.


Happy New Year de Julio Cortázar

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres. 


Cariños y hasta mañana.

lunes, 21 de diciembre de 2015

#2 Hábito: Camino



Tengo un terrible amor por los atardeceres y los amaneceres.  Últimamente los atardeceres se montan tomando fuerza sobre todas las cosas, dejando mágico hasta lo chiquito y aprendí a amarlos por esos motivos.  Se caen inevitables y anaranjados, como el amor se cae en el medio del camino.  Estoy un poco obsesionada con los atardeceres, los veo en todas partes.  De pronto, fallece el día y me doy cuenta que está atardeciendo.  

También atardece en mi vida.  

Los veo en todas partes, incluso en esta imagen, que no hay atardecer y es una lámpara eléctrica que no se apagó durante el día, que se recuesta sobre un palo de luz a esperar que venga la noche.  

Quiere ver si duerme un poco.

Cariños y hasta mañana.



Ante el mismo evento

Aquí comparto un nuevo artículo en la revista empresarial Negocios & Management.
Podés hacer click aquí o en la imagen.

Cariños.


domingo, 20 de diciembre de 2015

#1 Hábito: Sobre el diálogo, el celular, unos jazmines y un vino.

Muy bien.  Vamos a crear hábitos.  Hace rato que perdí el hábito de publicar en este blog, nuestro blog, por ese motivo voy a subir una entrada por día...

Ok, diálogo (perdón por usar el guión pequeño, no encuentro en este formato la opción para usar el guión largo).  Aquí: converso conmigo misma.

-¿Podré?
-Claro, ¿Por qué no? Hubo una época en que lo hacías, sabés que podés hacerlo.
-¿Y si me quedo sin internet?
-Existe un lugar llamado "ciber".
-¿Y si el ciber también está sin conexión?
-No va a pasar.
-¿Y si pasa?
-Tenés un teléfono celular, podés subir una nota desde tu celular.
-¿Y si no tengo crédito en el celular, no me puedo conectar?
-Ok, ¿Todo el barrio se va a quedar sin internet? ¿Todo Buenos Aires?
-No tengo excusa.
-No, no tenés excusa.
-Excepto que no tenga nada para decir ¿Y si no tengo nada para decir, como en esos días en que no tengo nada para decir?
-¿En serio es posible no tener nada para decir?  ¿Podés dejar en blanco tu mente como un budista experimentado?
-No.
-Ok.
-¿Tiempo? ¿Si no tengo tiempo?
-¿Cuánto tiempo necesitás para subir una nota?
-No, claro, con cinco minutos subo una nota.  Estoy contra las cuerdas.
-Sip.  Necesitás disciplina.
-Sí, necesito disciplina.  Necesito generar hábito.
-Mirá el lado positivo.  Ya estás pensando en que van a haber días que no vas a poder subir una nota, ¿Qué problema hay? Al otro día podés dar las explicaciones de por qué no pudiste subir la nota, no es terrible.
-Claro, no es terrible si algún día no puedo.
-¿Vas a crear hábito?
-Dale.
-¿Cuántos días vas a escribir?
-10
-Poco.
-20.
-Sabés que para crear hábito, como mínimo, son 21.
-30.
-40.
-35.
-50.
-Ok, 50 días de notas consecutivas para generar hábito.  ¿Esta cuenta como #1?
-No.
-Dale.
-Bueno, esta cuenta como #1.
-Gracias.
-A vos... bueno, podés subir una imagen desde tu celular para comenzar... una imagen cualquiera y usala como disparador.
-Me gusta:

Imagen de mi celular que me recordó a una frase de Cortázar de "Me caigo y me levanto": "Un jazmín, para dar un ejemplo perfumado, a esa blancura ¿De dónde le viene su penosa amistad con el amarillo?"


Jazmines y vino.  La muerte de la flor y la uva, los perfumes y la suavidad.  La suavidad del jazmín (inmaculado o amarillento) es el mejor regalo para mi tacto.  ¿Acariciaste un jazmín? ¿Sabés de la suavidad que hablo? ¿La podés recordar mientras te digo esto?

El poder de la imaginación, que no distingue entre ilusión y percepción.  Te hablo de esos pétalos y parece que te están rozando.  Tomamos el vino.  Lo saboreamos con la lengua.  Ya no tengo ese vino, pero no importa, podemos imaginarlo.  Comprobemos, así, así, una y otra vez, que podemos ser felices imaginando. Podemos ser felices en la nada.


A partir de ahora, se vienen #49 notas consecutivas (sobre absolutamente cualquier cosa, me gustó lo de extraer una imagen guardada en mi teléfono, una imagen de los días cotidianos).

Y ahora digo, como decía hace tiempo: Cariños y hasta mañana.