martes, 5 de enero de 2016

#17 Hábito: Juan Gelman, el intenso.



OFELIA

Esta ofelia no es la prisionera de su propia voluntad
ella sigue a su cuerpo
espléndido como un golpe de vino en medio de los hombres
su cuerpo estilo renacimiento lleno de sol de Italia pasa por buenos 
                    aires
ofelia yo en tus pechos fundaría ciudades y ciudades de besos
hermosas libres con su sombra a repartir con los amantes mundiales
ofelia por tus pechos pasa como un temblor de caballadas a medianoche 
                    por Florencia
tus pechos altos duros come il palazzo vecchio
una tarde de verano de 1957
iba yo rodeado de tus pechos sin saberlo
era igual la delicia la turbación el miedo
las sombras empezaban a andar por las callejas con un olor
                    desconocido
algo como tus pechos después de haber amado
eras oscura ofelia para entonces y enormemente triste
una adivinación una catástrofe
un oleaje de olvido después de la ternura
una especie de culpa sin castigo
de furia en paz con su gran guerra
andabas por Florencia con tus pechos yendo y viniendo por sombras
con saudade de mí seguramente
tu hombro izquierdo digamos
lloraba a tus espaldas o largaba sus ansias lentas en el crepúsculo y 
                    ellas venían a mi sangre
o eran un temblor como un presagio
gracias te sean dadas ojos míos
yo les beso las manos bésoles muy los pies
gracias narices muchas gracias oídos con que escucho
los ruidos
                    de la ofelia
antes apenas era una ciudad de Italia
sus tiros me llenaban de otra desgracia el corazón.


Juan Gelman



¡Qué intensidad! Palabras intensas como su vida.  Hay más, mucho más, Juan escribía desde chiquito:



UN HOMBRE Y UNA MUJER

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.


Juan Gelman



AUSENCIA DE AMOR

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo
lo que he esperado
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.


Juan Gelman



VELORIO DEL SOLO

En la fecha 

Solo de ti, lleno de ti,
esta tarde a las 7,
el ciudadano de tu ausencia
se palpaba la cara, la voz, los papelitos,
deveras comprobando
que tus ruidos andaban por sus huesos
y en general te habías ido. 

Golpeó puertas, teléfonos.
La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo, señora,
y él sentía tirones detrás del corazón. 

A lo mejor era el tabaco,
de todos modos yo soy otro:
un pedazo de ti,
alguien a quien castigan puertas, ruidos, teléfonos,
y, andá a saber por qué,
toda la parentela de la muerte. 

Juan Gelman


Conmovedor.  En ese decir, Juan, parece que es y no es el autor.  Me refiero a esa abstracción que logra de sí mismo para aproximarse a las cosas más puras.  Como aquí dice, "yo soy otro", parece que fuera otro el que escribe y capta esencialmente al mismo Juan y su contexto.  No me parece trivial que haya podido escribir sobre su gran tragedia y muy a pesar de su tragedia, del mismo modo, despersonalizando al Juan del propio Juan, despojado del dolor por un rato para escribir sobre el dolor.  Así como escribía sobre unos pechos, sobre el amor, también escribía sobre la muerte y con la intensidad de quien la contempla frente a frente, como si fuera una manzana.  Juan contemplaba todo intensamente.

Maestro.


Cariños y hasta mañana.




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