viernes, 25 de octubre de 2013

Boleto capicúa

Me quedó este texto en un documento que quiero borrar en este momento.  Lo comparto antes.

Los dueños del lugar donde paré tenían un chofer recomendado por ellos, que estaba disponible para llevarnos adonde quisiera, las 24 hs.  Con los días y los diálogos me di cuenta que era un pariente de la dueña.
El mismo señor me dijo que era un tipo de guía, que sabía de turismo y estaba al tanto de todas las excursiones que se podrían hacer en su ciudad.
Me ofreció un tour desquiciado que constaba al menos de cinco actividades diferentes y en pocas horas, por supuesto, contenidas en un paquete aparentemente tentador y con obsequios generosos.
Me explicaba del clima, de los cds, de las excursiones con y sin jeep, de los viajes a mitad de precio, unos pájaros y no sé cuanta cosa más. 

Me impresionó esta especie de chofer-prostituto-señor del volante que ofrecía sus servicios en la esquina, tentando a los turistas que pasaban con sus voluptuosos viajes y sus promesas de placer garantizado.

No fui en remis, me tomé un colectivo.  Vaya cosa, el colectivero no me prometió nada y me ofreció una canastita con caramelos.  De mi amor con el chofer, parí este boleto capicúa.

Boleto
Boleto

El colectivero amaba su trabajo, el remisero hacía lo que podía.


¿Vos amás tu trabajo? Si hacés con pasión "la suerte" está de tu lado.

Hermosa pregunta para este viernes a la noche.  Abrazo, como siempre.

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