miércoles, 29 de marzo de 2017

Refranes

Los refranes populares guardan la sabiduría del tiempo.  Se mantienen vigentes.  Puede ser que ocupen una capa profunda en el inconsciente, también puede ser que se trate de voces que supieron interpretar alguna creencia arraigada en lo humano.  El mensaje es tan claro, tan directo, ha encontrado el pasadizo para llegar a la luz de la conciencia, como si viajara sobre una cabalgadura de interpretaciones comunes, simples.

Estos pensamientos atraviesan los años, se abren como puertas, caminan entre la gente del mundo:


De noche, todos los gatos son pardos.

Un barco que tiene cien marinos puede subir una montaña.

Al clavo salido le toca siempre el martillazo.

El pez que se escapa siempre parece el más grande.

Con leña prometida no se calienta la casa.

De tal palo, tal astilla.

El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.

Encontrarse es el comienzo de la separación.

Incluso los monos se caen de los árboles.

El que no llora, no mama.

La nieve no rompe las ramas del sauce.

Los ladrones tendrán tiempo para descansar; los vigilantes jamás.

Lo barato sale caro.

Si vas a creer todo lo que lees, mejor no leas.

La lluvia sólo es un problema si no te quieres mojar.

La rana en el fondo del charco no sabe nada del gran océano.

Los perros más cobardes son los que más ladran.

Si nadie habita una casa, ésta pronto se caerá.

Tarde o temprano, la disciplina vencerá a la inteligencia.

De lejos se reconoce al pájaro que es canario.


Cariños.

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