martes, 7 de enero de 2014

Pureza de Corazón.

Así se llama uno de los "101 Cuentos clásicos de la India", un recopilado de Ramiro Calle.

Este cuento dice así:

"Se trataba de dos ermitaños que vivían en un islote cada uno de ellos. El ermitaño joven se había hecho muy célebre y gozaba de gran reputación, en tanto que el anciano era un desconocido. Un día, el anciano tomó una barca y se desplazó hasta el islote del afamado ermitaño. Le rindió honores y le pidió instrucción espiritual. El joven le entregó un mantra y le facilitó las instrucciones necesarias para la repetición del mismo. Agradecido, el anciano volvió a tomar la barca para dirigirse a su islote, mientras su compañero de búsqueda se sentía muy orgulloso por haber sido reclamado espiritualmente. El anciano se sentía muy feliz con el mantra.
Era una persona sencilla y de corazón puro. Toda su vida no había hecho otra cosa que ser un hombre de buenos sentimientos y ahora, ya en su ancianidad, quería hacer alguna práctica metódica.
Estaba el joven ermitaño leyendo las escrituras, cuando, a las pocas horas de marcharse, el anciano regresó. Estaba compungido, y dijo:
-Venerable asceta, resulta que he olvidado las palabras exactas del mantra. Siento ser un pobre ignorante. ¿Puedes indicármelo otra vez?
El joven miró al anciano con condescendencia y le repitió el mantra.
Lleno de orgullo, se dijo interiormente: “Poco podrá este pobre hombre avanzar por la senda hacia la Realidad si ni siquiera es capaz de retener un mantra”. Pero su sorpresa fue extraordinaria cuando de repente vio que el anciano partía hacia su islote caminando sobre las aguas."


Este cuento me gustó mucho.  El ermitaño anciano (me lo imagino apacible, respetuoso) decía: "Siento ser un pobre ignorante".  Mientras que el joven creía saberlo todo con su mantra infalible y su orgullo insipiente por creer que sabía algo.  No lo culpo, yo también a veces soy como el ermitaño joven y me tienta saber algo.
Recién ahora con este cuento entiendo el "sólo sé que no se nada".  Sólo sé que estoy aprendiendo y decir "NO SE" me hace grande, me hace aprendiz.  Sólo sé que lo que hoy sé, mañana puede desaparecer.  Y lo que ahora significa para mí "sólo sé que no se nada", mañana puede extinguirse o transformarse.  Puede estallar o crecer.
Recién ahora siento en las tripas como todo se mueve y si me sorprendo por el cambio debe ser porque estaba atenta a otra cosa.  Todo lleva su tiempo, todo es un proceso, todo gira hacia arriba. 
Cae la lluvia y refresca Buenos Aires.  Gracias lluvia, me trajiste la humildad de reconocer que no sé nada.  
Bienvenida sorpresa.  Bienvenido lo nuevo.  Bienvenido signo de pregunta.






Cariños.




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