Tengo un terrible amor por los atardeceres y los amaneceres. Últimamente los atardeceres se montan tomando fuerza sobre todas las cosas, dejando mágico hasta lo chiquito y aprendí a amarlos por esos motivos. Se caen inevitables y anaranjados, como el amor se cae en el medio del camino. Estoy un poco obsesionada con los atardeceres, los veo en todas partes. De pronto, fallece el día y me doy cuenta que está atardeciendo.
También atardece en mi vida.
Los veo en todas partes, incluso en esta imagen, que no hay atardecer y es una lámpara eléctrica que no se apagó durante el día, que se recuesta sobre un palo de luz a esperar que venga la noche.
Quiere ver si duerme un poco.
Cariños y hasta mañana.
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