El profesor de Harvard, Tal Ben
Shahar, asevera según su estudio que el 75% de las personas se sentía más feliz
invirtiendo en viajes, cursos y clases, y el 34% en cosas materiales.
El secreto
pareciera estar relacionado con la cantidad de sentidos que intervienen en la
experiencia, la carga emocional y el significado que se le da a ese momento.
Si se tratara de un viaje, todos los sentidos están puestos en marcha. Conocer lugares, paisajes nuevos, gente de
otras culturas, es enriquecedor y habla de cierta apertura frente a nuevas
oportunidades. Los viajantes gozan de la
alegría de pisar un suelo diferente cada vez, se deslumbran con la maravilla de
lo desconocido, viven la adrenalina de estar lejos de casa y retienen recuerdos
imborrables. Un viajante en tierras
desconocidas está predispuesto a utilizar todos sus recursos e incluso,
descubrir aquellos que no sabía que tenía.
Está predispuesto a crear.
”Me gustaría vivir nuevamente mi vida,
por enquanto, soy feliz (creo). Por enquanto… se me mezcla el portugués che,
por lo tanto quise decir. Bueno, en fin,
creo que mi vida está movida por la curiosidad al mundo que nos rodea, y en eso
invierto, en intentar conocer y abarcar lo máximo posible y mientras voy
conociendo soy feliz.” –Juan
Gandini, Viajante.
Haciendo un
curso se pueden activar conexiones neuronales que antes no existían, se
incrementa el nivel de competencias y esto genera automáticamente un aumento en
la autoconfianza.
Tomando
clases de un idioma, un instrumento musical, danza, etc., se aprenden
herramientas que perdurarían de por vida y serían útiles con fines
laborales, económicos o de esparcimiento.
Si se
comparte esa experiencia con alguien más este recuerdo podría perdurar para
siempre, a diferencia de una prenda de vestir o un par de zapatos.
Podríamos
decir que la felicidad, entonces, también se logra gastando dinero en momentos,
sí, momentos con otros. Y dependiendo de
la emoción y el sentimiento hacia el otro podría ser más intenso ese
encuentro. Tal vez ni siquiera se
requiera de dinero, como en el film "Antes de amanecer", donde el protagonista invita a Celine a dar un paseo por la ciudad que dura toda la noche.
“Es imposible que sepas lo que una noche como
ésta significa en mi vida en este momento” –Celine en “Antes del amanecer”,
1995.
Cariños.
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