El 1° de mayo celebramos el día del trabajador. Los que formamos parte del “Taller para escritores en la SADE”, coordinado por Ana Maidana, brindamos este homenaje a los trabajadores de la cultura. Agradecemos y enaltecemos la obra del artista.
Celebramos el trabajo de todos, en cada trabajo hay
un espacio para comunicar y, por lo tanto, cada trabajo brinda una oportunidad
para hacer arte; aunque, por esta vez, queremos destacar de manera especial al
artista que dedica su vida y su tiempo a dar belleza. Su vida, su tiempo y su amor. Ese amor que coloca en lo que hace, cuando
entrega su cuerpo en el arte.
Aquí sucede un triple homenaje.
El primero es a los trabajadores del arte que vemos
en las imágenes, por lo que emanan y ofrecen al mundo. Ellos son: Ana Amor, escultora; Iñaki
Urlezaga, bailarín de ballet; Graciela Dufau y Miguel Ángel Estrella, piano y
poesía; Murga Payases de Overol, murga; Vicky Biagiola, artista joyera; Gisela Estigarribia y Alejandro
Segovia, bailarines de tango.
El segundo homenaje es para Mónica Hasenberg y su
trabajo de fotografía que es arte y cultura.
Aquí nos ofrece estas imágenes delicadas para que podamos re-vivir el
arte ofrecido al mundo, a través de su arte.
Podemos ver lo que vemos en sus imágenes, aunque ahora estemos en otro
lugar, en otro tiempo. Gracias, Mónica,
por tu arte que trabaja para el recuerdo de los hechos y las cosas.
El tercer homenaje es para los escritores que le
ponen palabras a esas imágenes, a los escritores que hacen más imágenes sobre
las imágenes, multiplican y reverberan el trabajo del artista, con otro
arte.
¡Feliz día a los trabajadores de las artes y la
cultura en todo el mundo!
Taller para escritores en la Sociedad Argentina de
Escritores.
por Gustavo Santiago Morinigo
Me arden las
pupilas
de tanto
soñar
ando
sonámbula
por los
bordes filosos
de esa
eternidad estelar
Camino
Ando
Naufrago
Rapto
Floto
Fluyo
¡Creo!
Me deslizo
en girones cuánticos
me
reencuentro con
mi cuerpo
y ese libre
albedrío
que hace de
mí
un ser
capaz de
soñar
Aunque el
mundo
se desgaje
pedazo
a
pedazo.
Iñaki
por Ana Maidana
Iñaki de la
danza y los toros.
Pilar Iñaki,
pilar potente
establecido en
el aire
salido de la
gracia.
Iñaki cuando
bailas con una, con ella
todo parece de
espuma y tiempo
todo se
resuelve en un traer para sí.
Con esa
espuma, esa flor de fluir
hasta yo quiero
levantarla en alzas a ella
hasta yo misma
quiero levantarla
y hacerla
girar
y reír y girar
y que apoye su
cabeza y girar
en mi pecho o
hacia atrás y girar
que vaya hacia
atrás, Iñaki
hasta yo
quiero tomarla y levantarla alto
remontarla
como un pájaro fresco
o una mariposa
fresca
con su mano o
con su ala empinada hacia lo alto
y que baje
suave
hasta que
quede
todo su cuerpo
pegado al
suelo.
Homenaje a la música y la poesía
por Marta Arinoviche
Comienza a anochecer. Se ejecuta la más bella música y sentimos que
es posible que hasta las lágrimas se tornen luciérnagas en la noche. Cada tecla enciende su propia luz.
Sólo con talentos así llegamos a esos recónditos
rincones de nuestras almas y avivamos el fuego interior. La ruta es corta y directa: desde el minuto
en que Miguel Ángel Estrella (¿predestinado por su apellido?) acaricia el piano
hasta nuestro corazón y desde el que Graciela Dufau comienza a moverse al
compás de las rimas, de los versos. ¡Tan
profunda, la voz de ella! Cada
inflexión nos produce emociones inquietantes.
Son hombre y mujer, unidos,
lo emocional y el instinto, la fuerza y la inspiración. Ella declama y mueve sus manos y su
cuerpo. Celebro sus palabras, las honro,
las bendigo.
Una vibración sutil, juntos,
magia de un eterno presente. Dejan vagar
su inspiración a través de la música y la voz por el bello color de algún
ocaso. En esos momentos ocurrirá un milagro, en cualquier parte nacerán colores
porque siempre hay un árbol que da flores.
Doy gracias a los duendes que convierten en flores todos los colores de
la música y los versos.
Música y poesía, unidas, nos
hablan de un mundo mejor.
Va despertando el
silencio. Toda esa belleza está
terminando en brazos de la noche.
Revive la esperanza.
Payases de overol
por Ariana Ani Golot
Murga de artistas, alegría y
pasión.
¡Sentimientos y emocionado
corazón!
¡Suenan tambores y maracas!
―¡Rituales
sagrados… antiguos del África!
―Cuba morena,
Brasil carioca
exhalan espíritus de la
mandioca.
No importan dolores si el
baile
saca afuera cualquier
desaire.
Nace una canción melodiosa
y el público entusiasta la
endiosa,
nace una protesta profunda
que el arte permite que se
difunda.
Pasos cadenciosos y fervientes
de estos clowns atrevidos
inefables, eufóricos y
divertidos.
―¡Litoral
argentino!
―Del Plata, el
candombe
afloran para
el renombre.
Sonidos
tumberos
lenguajes
lunfardos
y algunas
coquetas frases
para
ilustradas clases.
¡Sabrosura y
carnadura!
¡No afloje la
murga,
no escuche
censuras!
¡Que estalle
este grito espiritual,
en las bases…
y en las alturas!
Huellas
por Pablo Diaz Telli
Vicky madruga todos los días
agua en la cara, jabón en
las manos.
Le hablan, le recuerdan,
la saludan, la llevan.
El viaje es largo, lo define
la espera.
Alguna vez, la suerte está
de su lado
y la suerte es ir de parada,
el día es largo y trabaja
sentada.
Allá a lo lejos: el obelisco
no se ve pero se escucha,
se
siente.
Las carreras porteñas, el
ida y vuelta
las bocinas, las charlas y
el mundo infinito.
Luz tenue de mañana,
en aquella esquina: una
araña.
Huele a madera y años,
a tiempo y bosquejos.
Y cuando el mundo exterior
se acaba
el trabajo todo lo cuadra
aquí está tan feliz y
completa
su círculo, su color, su
valor.
Y ellas hablan, desde
temprano
tienen sus rasgos, algunos
les dicen huellas.
Son también historias y
recuerdos.
¡Qué sí! ¡Qué no!
Y levanta la vista, vuelve
allá fuera
A lo lejos y tan cerca
ese ventanal le recuerda la
carrera externa
¿A dónde van? se pregunta y
re-pregunta.
Y vuelve a enfocar, y choca
con esa invisible barrera
Que a esa hora tímida
refleja
su calmo rostro.
Cambiaron los colores, las
sensaciones
ya son otras las emociones
y vuelve a preguntar.
Baja la mirada,
vuelve a su mundo.
Profundo, vasto, brillante;
también la lleva
¿A dónde?
A su talismán.
Lo que no es
por Marcela Rosenfeld
Si pudiera contarte lo que
siento,
si pudieras mi voz escuchar.
Recorrer el candor de tus
besos
y a mi lado poderte quedar.
Pero ¡ay! eso quedó en el
tiempo,
pero no, no te puedo tocar.
Porque ahora te siento tan
lejos,
que migajas de mí quedarán.
Si mis labios recorrieran tu
cuerpo,
sé que te podría despertar,
peinar con palabras tu
cabello
y admirar de tus ojos lo
vivaz.
Pero eso quedó en el
recuerdo,
pero nada de eso pasará.
Porque para otro son tus
besos
y lo que perdí jamás
volverá.
La pareja que baila este
tango
finaliza sin titubear,
y escuchando los aplausos,
con el corazón desgarrado,
me doy cuenta de que no
volverás.